Desde hace tiempo he dilucidado que en esta ciudad se hace la política municipal desde la barra de un bar acompañado de algún colega que otro del partido o de esos que te deben favores y que en un trance de hacer el pelotillismo, doran la píldora al susodicho políticucho.
Y digo esto porque hace unos días me llamó al móvil un amigo, pero buen amigo ¿eh?, de esos que siempre están ahi cuando los necesitas pero que no tiende a vivir ni en tu casa ni en tu vida y me dice...... "Oye Alí estoy en el Bar XXXX y tengo aqui alado a un "muy buen amigo" tuyo que os está llamando a ti y a XXXX de todo menos bonitos. Esta haciendo gestos ostensibles de meterse la mano en el bolsillo y aunque no he oído bien lo que decía daba a entender que os estais metiendo el dinero en el bolso".( No voy a seguir con lo que me contó porque no merece la pena)
El susodicho personaje del que estaba hablando mi amigo, no necesita presentación ni explicación..... por supuesto. Y lo que estaba haciendo tampoco, claro. Esta es su forma de actuar habitual y no por tal me sorprende. Más bien me sorprendería si en un drástico cambio de personalidad y aptitud (que no actitud) se hiciera ahora muy amigo nuestro y nos enviara flores a casa.
Estas cosas son las habituales por la ciudad de Avilés, donde los politicuchos de tres al cuarto, que deberían dedicarse a la cría del champiñón para la cual se necesita un alto grado de conocimientos y una preparación especial, se dedican a hacer de su trabajo un latifundio.
De todos modos yo como buena hija llame rapidamente a mi madre para ponerla sobre aviso, y que no me llamara más tarde diciendome que la llevara al médico de urgencia porque tenía las orejas ardiendo. Y ya que la cosa no tiene remedio, valía más ponerse orejeras frías por si acaso.
Bueno si que tiene remedio.......... Tic, tac, tic, tac......... mayo 2011 cada vez está más cerca. Y como ya le dije al susodicho no hace muchos días...... "las mentiras se pagan y si te crees que estó durará toda la eternidad te equivocas. Te quedan ni más ni menos que dos arroces para acabar la paella".
Y mientras tanto yo y la gente que me rodea seguiremos a lo nuestro, que es lo de siempre: ni robar ni manipular a nuestro antojo.
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