lunes, 25 de mayo de 2009

PENDÁS


Si hay una persona a la que le tengo un especial cariño es a Pendás. Como comparto barrio, calle y hasta edificio desde niña, siempre me he considerado sino íntima de él, si al menos amiga.

Fue una de esas personas que me influyó y me inculcó el amor a la lectura dejándome de chiquilla tebeos para ojear y cuando ya crecí más, para leer.

Pese a todos sus problemas y a sus actitudes con los de fuera, a mí siempre me ha tratado con una delicadeza y un cariño, que pese a que asombra a mucha gente, yo tengo a mucho orgullo el seguir manteniendo. Lo del asombro de la gente viene a que nunca me ha soltado ninguna de sus flores amorosas………sera que no sere lo suficientemente atractiva.

Continua con sus persistentes viajes en tren a Oviedo, de ida y vuelta. Y tomando sus cafetitos Express en el Basanta. Y dándome el beso de rigor cuando me ve, a la vez que me recuerda lo pedorra que es mi hermana mayor (jajajaja, es porque le riñe)

Me encanta debatir con él, cuando el tiempo y la situación de la nube del día lo permiten. Sus planteamientos y sus razonamientos sobre cualquier tema siguen, la mayoría de las veces, dejándome boquiabierta. Y cuando mi nube diaria está desaparecida todavía tengo el honor de preguntarle sobre cualquier libro que considere que debo de leer, aunque he de reconocer que muchas veces se me hace, si no ya duro, si imposible tragarme alguno que otro. Aunque no dejo de seguir, al pie de la letra, todos sus consejos literarios al estilo “ese no lo leas que es un verdadero coñazo”, “ese otro tíralo, que no sirve ni para sujetar la pared”......

Bueno, esto va por Juan Manuel Pendás, por los cafes que le debo, todo un personaje digno de hacerle un monumento en Avilés.

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